martes, 13 de abril de 2010

Pequeñas cosas.

Despertarse con el frío de invierno y estar envuelta en mantas de calor. Escuchar una canción que, irremediablemente, te hace saltar a la pista y bailar sin freno. Un orgasmo, la sensación de después de hacer el amor. El momento en que te tiras a la piscina y tu cuerpo se sumerge de manera que te embarga el más absoluto silencio. Cuando sales de clase o del trabajo. Cuando ves a una persona que quieres que hace mucho tiempo que no veías. O cuando tan sólo hace unas horas. El primer beso, la primera vez. Cuando alguien te salva la vida. La sensación de gratitud de las personas cuando las ayudas. Esforzarte en algo y saber que ha salido bien. Las buenas noticias. Las reconciliaciones. El roce del aire de verano en la playa. Tumbarse a mirar las estrellas al lado de aquél a quien amas. Una tarde con tus amigos sin hacer nada más que mirar al horizonte y hablar. Una mirada mientras haces el amor.

Esos son los pequeños momentos, las pequeñas cosas, que hacen que la vida merezca la pena.

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