miércoles, 14 de abril de 2010

Seguridad.

Entonces, Sandra apagó la televisión, se levantó del sofá y se metió silbando en su habitación. Sacó del armario unos vaqueros y una camiseta, se puso la ropa y se ató los cordones de las playeras. Tras comprobar que llevaba todo lo necesario, salió de casa con los cascos en sus pequeñas orejas y, en vez de coger la bicicleta, fue dando un paseo. Al llegar, se sentó en el banco de siempre y , sencillamente, esperó.

Tras dos largas horas, por fin Alex salió del portal.

-Pero, ¿se puede saber que estás haciendo aquí? ¿Por qué no me has llamado?

-Shh. Cállate y abrázame. - Sandra acercó su boca al oído de Alex - Y ahora, subamos. Creo que tu cama nos está esperando.

-Pero... ¿Estás segura?

-¿De que te quiero? No he estado más segura de nada en la vida.

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