Huían de los raptores cuando se tropezó con una baldosa algo levantada y cayó al suelo de bruces, sólo que se clavó los cristales de la ventana que antes habían roto para escapar y no podía seguir corriendo.
-Vete, ¡corre! Déjame aquí y sálvate tú.
Y salió corriendo, dejándole morir allí, porque la vida no es como la pintan en las películas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario