lunes, 29 de noviembre de 2010

Helados.

Es que lo sé, lo sé desde hace mucho tiempo porque en cuanto tu piel me rozó al darme dos besos, me recorrió un escalofrío. Es tan simple como eso. Llámame idiota si quieres, pero ten claro que esto no lo cura un cucurucho de helado.


Aunque quizás si es de tres bolas...

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