Me da miedo la oscuridad, los fantasmas. Estar sola por la noche al volver a casa. Tengo fobia a las arañas. Me aterra fracasar, no llegar a ser quien quiero ser. Temo llorar, porque cuando empiezo, ya no sé parar. Me asustan las pesadillas mientras duermo, por lo que retraso al máximo el momento de meterme a la cama para dormir. Me aterran los locos, los manicomios. Y volverme loca yo. Me asustan las agujas y el momento justo antes de que la montaña rusa empiece a funcionar.
Temo las tormentas tan fuertes que hacen temblar el mundo. Me asusta convertirme en alguien a quien le guste sufrir. Me da pánico que muera alguien a quien quiero. Me dan miedo los ruidos que hacen las casas por la noche.
Me asustan las relaciones por si salen mal. Me aterra el odio. Me dan pánico los grandes cambios y arriesgar, aunque sé que no hay otro modo de ganar. Temo disgustar a mi familia, a mis amigos o a mis más que amigos. Me aterra enamorarme. Porque enamorarme de la persona equivocada puede ser sinónimo de un dolor muy fuerte. Pero lo que más miedo me da de todo, es no conseguir vencer mis miedos.
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