-Y le veo y pienso: ¿será hoy el día?, pero no es. Y al día siguiente le vuelvo a ver, y vuelvo a pensar lo mismo, pero tampoco sucede nada. Y así sucesivamente.
-Bueno, ya llegará el momento.
-Eso es lo malo, ni siquiera sé si algún día llegará. Es la incertidumbre lo que me mata. Y ya no sé que hacer, porque no puedo quedarme quieta mientras no sé a dónde se dirige. Pensando en si vencerá al miedo y se quedará a mi lado o si por el contrario se aleja cada vez más…
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