-Ah, sí, la recuerdo. Vino alguna vez al bar. Era una chica encantadora, y tenía una sonrisa que te hacía temblar. Y sonreía tanto... Era feliz con unas pocas caricias, alguna que otra mirada y de vez en cuando un silencio de esos que lo dicen todo. Y esos ojos...¡Qué ojos! Nunca había conocido una mirada tan expresiva como la suya. Ella siempre se quejaba de ello. -"No me mires a los ojos, o conocerás todo de mí, y eso sería un poco injusto, ¿no?"- decía. Y es que era increíble, con una fugaz ojeada sabías exactamente su grado de felicidad. ¡Y era un manojo de nervios!. Qué chiquilla, siempre andaba de aquí para allá, corriendo, saltando... Le encantaba dar abrazos. Era su mejor cualidad. Una vez me contó que lo que más ansiaba en el mundo era despertarse junto a él todas las mañanas. Siempre llevaba esa media luna plateada colgada del cuello, decía que le recordaba a la libertad de la felicidad. Pero, ¿qué fue de ella? La vi por última vez hará 8 meses y parecía muy triste. Algo le había pasado, estoy seguro, pero no quiso contármelo. Dime, ¿la has visto?.
-Murió hace tres semanas, me dijo su hermano. Al parecer dejó de sonreír.
al menos se ha quedado con la imagen de ella sonriente y de su media luna plateada de libertad y felicidad
ResponderEliminarSí, algo es algo, desde luego :)
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