lunes, 1 de marzo de 2010

Pánico

¿Y bien? ¿Eso es todo?

Miedo. No cobardía, sino miedo. Un miedo que trato de afrontar, pero que cada vez que lo intento, y fallo, se hace mas fuerte. Poco a poco se hace más grande, alimentándose de mis sentimientos, como un monstruo de dibujos animados.

Nunca he sido demasiado valiente. Desde bien pequeña me metía debajo de las sábanas cuando las paredes de casa crujían. Cuando mi hermano me arrastraba al pasillo de mi casa, largo, viejo y oscuro, y me metía miedo en la oscuridad, me sentaba allí y me quedaba llorando, esperando a que alguien viniese y encendiese la luz. Pero eso ya no me asusta. Al menos no tanto como antes. Ahora me acecha otro tipo de miedo, más adulto, más fuerte.El miedo a enamorarme.




Pero, ¿qué es el miedo a enamorarse sino miedo al dolor? Miedo a que te hagan daño, a notar como te rompes en fragmentos de medio milímetro sin que nadie más que tú pueda verlo o sentirlo. Miedo a que jamás puedas sentir el roce de su piel contra la tuya.


Y ahora, como me he cansado de esconderme, empiezo a hacerle frente. Aunque de momento me lleva ventaja.

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