-Yo me rindo. Como diría Quino, que se pare el mundo, que yo me bajo. No puedo más, lo siento. No puedo obligar a nadie a quererme, no puedo tratar de acercarme y llevarme siempre un rechazo, porque duele, duele mucho. Tengo ganas de gritarle al universo, necesito una explicación.
-Vamos, dices eso porque, como tu has dicho, duele mucho. Pero sabes que le esperarás todo el tiempo que haga falta.
-Sí... Eso es lo peor. Ya ni siquiera puedo decidir si quiero o no quiero esperarle, mi cuerpo me pide que lo haga.
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